sábado, 30 de abril de 2011

Que pasara?




Yo no sé qué pasa y adónde vamos a llegar a parar, pero viendo como está el panorama en nuestro país me siento como perdida, ayer salió la noticia de que casi somos cinco millones de parados y digo somos porque yo soy uno de ellos, pero apenas se hablo de ello claro estaba el notición “mas” importante que era la gran boda, encima sale Rubalcaba y dice que el paro ya ha tocado techo que no subirá mas, como lo sabe? es que ya han encontrado la solución para todo esto?, si es así por que no lo ponen o lo han puesto ya en marcha?.

Me revienta mucho que esta clase de políticos que tenemos nos traten como si fuésemos tarados mentales y encima se rían de nosotros en nuestras narices, da mucha no sé cómo decirlo si pena, rabia o yo que se, ver que no tenemos en el país otras alternativas políticas que nos puedan sacar del pozo en el que estamos metidos y que cada vez se ve más negro el panorama, porque ya está visto que salga quien salga en las elecciones lo único que les importa es asegurarse su sillón bien remunerado y para el día de mañana su buena pensión, y a los que inocentemente les votan que les parta un rayo, llevamos muchos años en democracia y a la vista está que cada vez está todo peor en cuestión de los que nos representan, políticos que están involucrados en escándalos políticos que estén en las listas electorales que podemos esperar de ellos no?, sin ir más lejos en Valencia mi Comunidad el propio Presidente de la misma y como el muchos más.

Da mucha rabia ver a los jóvenes que quieren trabajar y por una cosa u otra no encuentran trabajo, y ya no digamos de los que pasamos de los 40, ya nos podemos morir que ni por asomo nos dan un trabajo, asique no se que será de todo esto estando como esta, igual esque estoy con la moral por los suelos y lo veo todo tan negro o es una ilusión mía, en fin no lo se.

martes, 26 de abril de 2011

Depeche Mode ( Precious )




Precious

Cosas preciosas y frágiles
Necesitan un cuidado especial
¿Dios mío que te hemos hecho?

Siempre tratamos de compartir
El más tierno de los cuidados
Ahora mira lo que te hemos hecho atravesar

Las cosas se dañan
Las cosas se rompen
Pensé que lo habíamos logrado
Pero hubo palabras que quedaron sin decirse
Dejándonos tan frágiles
Quedaba tan poco para dar

Los ángeles con alas plateadas
No deberían conocer el sufrimiento
Deseo poder sentir el dolor por ti

Si Dios tiene un plan maestro
Que sólo él entiende
Espero que sea a través de tus ojos que mira

Las cosas se dañan
Las cosas se rompen
Pensé que lo habíamos logrado
Pero hubo palabras que quedaron sin decirse
Dejándonos tan frágiles
Quedaba tan poco para dar

Rezo porque aprendas a confiar
Ten fe en los dos
Y guarda lugar en tu corazón para dos

Las cosas se dañan
Las cosas se rompen
Pensé que lo habíamos logrado
Pero hubo palabras que quedaron sin decirse
Dejándonos tan frágiles

Quedaba tan poco para dar.

miércoles, 20 de abril de 2011

La casa del Sol y la Luna (Leyenda)



Hace muchos muchos años, el Sol y el Agua eran grandes amigos y vivían juntos en la tierra. El Sol visitaba al Agua muy a menudo, pero el Agua nunca visitaba a su amigo el Sol. Esto sucedió durante tanto tiempo, que por fin el Sol decidió preguntarle al Agua si había algún problema.
- Me he dado cuenta - le dijo un día el Sol - que yo siempre vengo a visitarte mientras que tú nunca vienes a mi casa. ¿Me puedes decir por qué?
- Está bien - dijo el Agua - el problema no es que no quiera visitarte. El problema es que tu casa no es suficientemente grande para mi. Si viniera a visitarte con toda mi familia, terminaría sacándote de tu propia casa.
- Entiendo - dijo el Sol - de todas maneras, querría que vinieras a visitarme.
- Muy bien - respondió el Agua - si quieres que venga a visitarte, lo haré. Después de todo tú me has visitado muchas veces. Pero, para que esto sea posible, tienes que construir un jardín muy grande; y tiene que ser muy grande porque en mi familia somos muchos y ocupamos mucho espacio.
- No te preocupes, te prometo que construiré un jardín lo suficientemente grande para que tú y tu familia me visitéis.


 Los dos amigos estaban muy felices. El Sol fue inmediatamente a su casa, donde le esperaba su novia la Luna. El Sol le contó a la Luna la promesa que le había hecho al Agua, y al día siguiente comenzó a construir un enorme jardín para recibir al Agua.
Cuando terminó de construirlo, el Sol le dijo al Agua que ella y su familia estaban invitadas a su casa. Al día siguiente el Agua y sus allegados, los peces y animales acuáticos, llamaron a la puerta de la casa del Sol y la Luna.
- ¡Aquí estamos! - dijo el invitado. ¿Está todo listo? ¿Podemos entrar sin problemas?
- Pueden pasar cuando lo deseen - respondió el Sol.
El Agua comenzó a fluir en el jardín del Sol y la Luna. En pocos minutos el nivel del Agua llegaba a las rodillas del Sol y de la Luna, así que el Agua invitada preguntó:
- ¿Podemos continuar fluyendo? ¿Hay suficiente espacio?
- Seguro, no te preocupes - respondió el Sol. - Que pase todo el que quiera.


El Agua continuó fluyendo dentro del jardín, alcanzando la altura de la cabeza de un hombre.
- Está bien - dijo el Agua - ¿todavía quieres que todos mis allegados sigan entrando?
El Sol y la Luna se miraron a los ojos y convinieron en que no había nada que hacer, así que le dijeron el Agua que entrase. Tuvieron que trepar hasta el techo porque quedaba poco espacio sobre el agua. El Agua preguntó otra vez si podían seguir fluyendo y el Sol y la Luna insistieron en que no había ningún problema. Y la casa se llenaba cada vez más. Entró tanta Agua que pronto rebasó el nivel del techo y el Sol y la Luna tuvieron que salir y establecerse en el cielo, donde permanecen desde entonces.

Desconocido.

martes, 19 de abril de 2011

Página 89, linea o frase 5 del libro que estés leyendo ( Juego )





Garcibañez http://www.antoniogarciaibanez.com/ me ha propuesto este juego que me parece bonito y vamos a seguirlo, se trata de abrir el libro que estés leyendo por la pagina 89 y escribir lo que pone en la linea o frase quinta, el libro que estoy leyendo es " El Brillo de la Seda " de Anne Perry y lo que corresponde a esa linea o frase quinta es esto:


"¿Seria santidad, la entrega de un santo, o la locura de un hombre que no tenia tan excesivo amor a Dios como insuficiente amor a la humanidad?. Desde la ultima vez que lo vio, había olvidado lo mucho que le desagradaba Vicenze."


Para seguir el juego tenemos que proponer a tres amigos, los mios son los siguientes, espero os guste:


lurdcontes: http://lurdscontes.blogspot.com/


Al anochecer: http://alanochecer-pilar.blogspot.com/


YO 'Y' PUNTO: http://yoyepunto.blogspot.com/


Bueno yo ya he cumplido eh?, ahora les toca seguir a los nominados, que no pare!!

viernes, 15 de abril de 2011

Te regalo un cuento.




Te regalo un cuento. Podía haber sido un paseo por el parque o una canción a medio hacer. Una carta de amor, un capuccino en tu plaza favorita o un truco de magia sin ensayar apenitas. Pero no. Quería que fuera un cuento. No para después de hacer el amor ni para que nos echemos de menos. No para que suene el Adaggieto de la quinta de Mahler, ni nada por el estilo.

Te regalo un cuento para que puedas hacerlo tuyo dibujándole una narizota, para que lo compartas con tu vecina de escalera o con tu gato. Para que elijas la banda sonora que te apetece que suene de fondo mientras lo lees. Yo tengo mis canciones para escribirte. Tu las tuyas para leerme. 

Te regalo un cuento para que puedas llevarlo contigo, dobladito en el bolso, o entre las páginas de un libro de Benedetti. Para que cuando te enfades conmigo puedas estrujarlo y hacer con él una pelota de papel, arrojarlo por la ventana y mirar complacida cómo lo atropella un autobús. Para que lo fotocopies mil veces y le entregues una copia a quien más te apetezca. Para que envuelvas con él una manzana o para colgarlo en tu pared. Para que le claves alfileres los días en los que me matarías. O para apuntar encima del título el teléfono de tu banco.

Te regalo un cuento improvisado. De esos que empiezas a escribir sin pensar y que no sabes cuándo acaban. Te regalo esta noche y todas las demás. Te ofrezco mi sonrisa non stop, sin conservantes ni colorantes. Aún a riesgo de poder ser acusado de alevosía y nocturnidad, y aunque puedan encontrarse muchos más agravantes.

Te dejo abierta la ventana para que te cueles, para que me espíes ésta noche. Para que me veas sin que te vea. Para que me cuides un poco sin que yo lo sepa. 

Te regalo una idea. El concepto más hermoso de complicidad, un escenario vacío en el que buscar la manera de encontrarse. Te regalo un cuento que habla de amigos y de sueños, de noches de verano pegajosas, de mí mismo mientras me imagino tu cuarto desde lo alto del cielo, antes de lanzarme en picado sobre tu almohada. De kamikazes que se estrellan en tus brazos y que no vuelven a despegar, ni falta que les hace. 

Te regalo el kit completo de cariño, el maletín mágico con el que jugabas de niña a maquillar muñecas y cocinar guisos de plastilina mientras yo fabricaba dinamita con el Quimicefa. 

Te regalo un cuento indeterminado sin pies ni cabeza, sin trama ni desenlace final, sin argumentos y sin actores de reparto. Sin moraleja. Y si la tiene, que sólo tú la conozcas. Lo único que necesitas es apagar la luz, cerrar los ojos y la puerta de tu habitación, no necesariamente en ese orden. Dejar que te lea al oído, olvidarte de las facturas y del telediario. Quererme un poco más que hace cinco minutos y hacérmelo saber, de alguna manera. 

Te regalo un deseo. Llenarte de unas ganas locas de reír y de que salgas corriendo en busca de una diadema bonita para el pelo. Que necesites llamarme y te encuentres pidiéndome que apague la luz, que cierre mi puerta y entonces, empieces a leer el mismo cuento que estás leyendo ahora. Y ojalá no podamos dejar de llamarnos cada noche, para contarnos el mismo cuento. Toda una vida. Un cuento para llevarte de viaje, y para leerle a tus hijos y a los míos, a tus nietos y a mi abuela. A las calles y a los parques. 

Te regalo un cuento sin papel de colores ni un "espero que te guste". Sin aplicar el IVA y sin descuento por pronto pago. Un cuento que habla de ti y de mí, que pueda leerse cualquier día del año, a cualquier hora, sea cual sea tu estado de ánimo o tu sabor favorito de helado.

Te regalo este cuento. 

domingo, 10 de abril de 2011

Unbreak my Heart ( Toni Braxton )

Dejo este vídeo con esta canción que es una de mis favoritas, espero que os guste también a vosotros.









UNBREAK MY HEART.

No me abandones asi,
hablando sola de ti
ven y devuelveme al fin
la sonrisa que se fue
una vez mas
tocar tu piel,
en uno suspirar,
recuperemos lo que se ha perdido.

Regresa a mi
quiereme otra vez,
borra el dolor que alimento cuando te separaste de mi
dime que si
no quiero llorar
regresa a mi.
no puedo olvidar..

traeme el amor que se fue
traeme a la dicha tambien
quiero que vengas a mi y me vuelvas a querer
no vuelvas
si tu no estas tienes que agregar
mi vida se apaga sin ti a mi lado

Regresa a mi
quiereme otra vez
borra el dolor
que alimento cuando te separaste de mi
dime que si
no quiero llorar
regresa a mi. ohohoh...

no me abandones asi
hablando sola de ti
devuelveme la pasion de tus besos.

regresa a mi
quiereme otra vez
borra el dolor que alimento cuando te separaste de mi
dime que si
no quiero llorar
regresa a mi

Regresa a mi oh baby
y dime que si me quieres
regresa a mi mi vida
que sin ti se que no puedo ohohohoho nono.. no puedo amar...

jueves, 7 de abril de 2011

La Hipocresía.




Desde hace un tiempo, me fijo en como algunas personas de mi entorno, cuando nos paramos  hablar de alguna cosa, empiezan a contar de que si hacen esto, se van a tal sitio, tienen todas las enfermedades, y asi muchas cosas mas, pero lo que mas me llama la atencion es que en todo ya sea bueno o malo, estas personas quieren ser mas que nadie.

Sobre todo me molesta, que digan que estan enfermos con enfermedades graves, que jueguen con estas cosas cuando no es verdad, por que hacen esto?, que sacan diciendo todo eso?, es que piensan que somos tontos los demas?, no se dan cuenta, que si no dices nada es por pura educacion, por no mandarles bien lejos, y si lo hacen por dar lastima, estan consiguiendo todo lo contrario, que si el dia de mañana les ocurre de verdad, entonces despues de tantas mentiras, nadie les va a creer, les pasara como en el cuento, eso que decia “que viene el lobo, que viene el lobo”, siempre era mentira, pero un dia fue verdad, y nadie se lo creyo, pues a estas personas les pasara lo mismo, que nadie las creera cuando digan una verdad, las enfermedades ya vienen ellas solitas, no hace falta llamarlas, y en la vida creo que ahí cosas mas importantes para hacer, que estar con la mentira en la boca, pero bueno…

Cuando has vivido muy de cerca estas enfermedades, has visto como seres queridos han sufrido muchisimo para nada, que venga luego gente con esto, jugando con que tienen la maldita enfermedad, la verdad que no se que consiguen con ello, pero se te revuelve el estomago cada vez que las ves.

También están las personas que delante de los demás aceptan a todos sea la condición sexual de cada uno, tengan el aspecto que tengan, y así todo muy "guay" o modernas del mundo, y luego cuando creen que no les ve nadie son los mas radicales e intransigentes que haya conocido en la vida, y me pregunto porque hacen todo eso?, que consiguen portándose de ese modo?, el querer caer bien a la gente?, lo podrán hacer un tiempo creo yo, pero no creo que esa mascara la puedan llevar toda la vida, tiene que ser muy triste una vida así, me pregunto si alguna vez se han mirado bien en un espejo y se han visto en realidad así mismos.

domingo, 3 de abril de 2011

La Princesa Rana (Cuento Popular Ruso)




Había una vez un rey que tenía tres hijos. Cuando los príncipes se hicieron mayores, su padre los reunió y les dijo:

-Mis queridos hijos, quisiera que cada uno de ustedes se casara. Deseo tener nietos que endulcen mi vejez.

-Si es así, padre, danos tu bendición –le respondieron los príncipes-. ¿Con quién debemos casarnos?

-Cada uno tomará una flecha –les explicó el rey-. Saldrán al campo y dispararán. Allí donde caiga la flecha, encontrarán su suerte.

Los hijos hicieron una profunda reverencia ante el rey, tomaron cada uno una flecha, salieron al campo, tensaron sus arcos y dispararon.

La flecha del príncipe Nikolai, el hermano mayor, cayó en la mansión de un noble, cuya hija la encontró.

La flecha del príncipe Alexei, el segundo hermano, cayó en el patio de un rico mercader y la recogió una de sus hijas.

La flecha del hermano menor, el príncipe Iván, ascendió muy alto y se perdió de vista. El joven fue a buscarla y, luego de andar y andar sin descanso, llegó a un pantano. Allí, sobre una hoja de nenúfar, había una rana y a su lado estaba la flecha.

-Rana, ranita –pidió el príncipe-. Devuélveme mi flecha.

-Te la devolveré, si te casas conmigo- respondió la rana.

-¿Qué dices? ¿Acaso voy a casarme con una rana?

-Deberás casarte conmigo. Ésa es tu suerte.

El príncipe Iván se puso triste, pero comprendió que no tenía otra posibilidad. Tomó a la rana, guardó su flecha y volvió al palacio del rey.

Al día siguiente se celebraron las tres bodas: la del príncipe Nikolai con la hija del noble, la del príncipe Alexei con la hija del mercader y la del príncipe Iván con la ranita.

Poco después, el rey hizo llamar a los príncipes y les dijo:

-Quisiera conocer las habilidades de sus mujeres. Para mañana, cada una debe hacerme una camisa.

Los hijos se inclinaron ante el rey y fueron a transmitir la orden.

El príncipe Iván llegó a sus habitaciones muy acongojado. La ranita, que daba saltos por el piso, se detuvo frente a él.

-¿Por qué estás tan cabizbajo, príncipe Iván? –le preguntó-. ¿Qué pena oprime tu corazón?

-Mi padre ha ordenado que le hagas una camisa para mañana.

-No te preocupes, príncipe Iván. Acuéstate y duerme tranquilo, que mañana será otro día.

Cuando el príncipe Iván se durmió, la ranita saltó hasta una de las torres del palacio, se despojó de su piel y se convirtió en Basilisa la Sabia. Era tan bella que ni en los cuentos había otra igual.

Basilisa la Sabia aplaudió tres veces y llamó con voz melodiosa:

-¡Madrinas, nodrizas mías, no demoren ni un instante! Para mañana por la mañana debo tener una camisa, como la que usa mi padre, para entregar al rey.

Muy temprano, cuando el príncipe Iván se despertó, la ranita ya estaba saltando por la habitación. Sobre la mesa había una camisa envuelta en fino lienzo.

Lleno de alegría, el príncipe Iván fue a ver a su padre. El rey recibió los regalos de los tres hermanos.

El príncipe Nikolai desenvolvió la camisa que traía. Cuando el rey la vio, dijo:

-Esta camisa no es digna de un rey.

Luego desenvolvió la camisa el príncipe Alexei. El rey la vio y dijo:

-Esta camisa sólo sirve para ir al baño.

Llegó entonces el turno del príncipe Iván. La camisa que mostró al rey era una prenda de seda con bellos bordados en oro y plata.

-¡Esta camisa es para lucirla en las fiestas! –exclamó el rey al verla.

Los hermanos mayores se alejaron murmurando:

-Debemos tener cuidado con la mujer de Iván. No es una rana sino una bruja.

Unos días más tarde, el rey volvió a llamar a sus hijos y les pidió:

-Quiero que para mañana sus mujeres me horneen un pan. Me gustaría saber cuál de ellas cocina mejor.

El príncipe Iván regresó a sus habitaciones. Al ver su cara de tristeza, la ranita le preguntó:

-¿Qué pena te agobia, príncipe?

-El rey ha ordenado que le hornees un pan para mañana.

-No te preocupes, príncipe Iván. Acuéstate y duerme tranquilo, que mañana será otro día.

Mientras tanto, las mujeres de los hermanos mayores se burlaban de la rana y anticipaban que no podría cumplir la orden del rey. Sin embargo, enviaron a una vieja criada para que la espiase y les contara cómo horneaba el pan.

La ranita era muy perspicaz y se dio cuenta de que la estaban espiando. Por eso, preparó la masa y la echó por un agujero que había en lo alto del horno.

La criada corrió a contar lo que había visto y las mujeres de los príncipes hicieron exactamente lo que había hecho la ranita.

Un rato después, la ranita saltó hasta la torre del palacio, se convirtió en Basilisa la Sabia y aplaudió tres veces:

-¡Madrinas, nodrizas mías, no demoren ni un instante! Para mañana por la mañana debo tener un pan esponjoso y blanco como el que comía en casa de mi padre.

Cuando el príncipe Iván se despertó, el pan ya estaba sobre la mesa. Era una hogaza bordeada con arabescos y coronada por una ciudad con sus murallas.

El príncipe Iván se puso muy contento, envolvió cuidadosamente el pan y se lo llevó a su padre.

El rey puso cara de disgusto al ver los panes que traían los hermanos mayores. Sus mujeres habían vertido la masa en el lugar incorrecto del horno y el pan había quedado requemado y duro. El rey ordenó que se lo dieran a los cerdos.

Cuando el príncipe Iván le entregó su pan, el rey exclamó:

-¡Este pan es para comerlo en las fiestas!

Al día siguiente el rey decidió celebrar un banquete en el palacio. Los tres príncipes debían asistir con sus mujeres.

Una vez más el príncipe Iván regresó cabizbajo a sus habitaciones. La ranita interrumpió sus saltos y le preguntó:

-¿Qué pena te acongoja, príncipe Iván? ¿Acaso tu padre no ha sido cariñoso contigo?

-Ranita, ranita, ¿Cómo quieres que no esté apenado? Mi padre ha ordenado que vaya contigo al banquete. Dime, ¿crees que puedo mostrarte a los invitados?

-No te preocupes, príncipe Iván –le respondió la ranita-. Ve solo al banquete y yo te seguiré. Cuando oigas retumbar un trueno, no te asustes. Si alguien te pregunta algo, le dirás: “Es mi ranita que viene en una cajita”.

Así lo hizo el príncipe. Al verlo llegar solo, sus hermanos, cuyas mujeres lucían hermosos trajes y tocados elegantes, se burlaron de él.

-¿Por qué no ha venido tu mujer? Podrías haberla traído envuelta en un pañuelo –dijo el príncipe Nikolai.

-¡Para encontrar una belleza semejante habrás tenido que recorrer todos los pantanos! –agregó el príncipe Alexei.

El rey, sus hijos, las mujeres y los invitados se ubicaron en las engalanadas mesas y dio comienzo el banquete. De pronto, el sonido de un trueno estremeció a todos. El príncipe Iván los tranquilizó:

-No teman, queridos invitados, es mi ranita que viene en una cajita.

Ante la puerta del palacio real se detuvo un magnifico carruaje tirado por seis caballos blancos. De su interior descendió Basilisa la Sabia, vestida con un traje color de cielo cuajado de estrellas de plata. Sobre su pelo lucía la luna clara. Estaba tan bonita que no parecía real. El príncipe Iván le ofreció su brazo y juntos se dirigieron a ocupar su sitio en la mesa.

La comida transcurrió entre alegres bromas y exclamaciones de admiración por la belleza de la mujer del príncipe Iván. Basilisa bebió un sorbo de vino de su copa y echó el resto del contenido en su manga izquierda. Luego se sirvió un ala de cisne, comió la carne y guardó los huesos en su manga derecha.

Las mujeres de los príncipes mayores la observaban atentamente y se apresuraron a imitarla.

Al terminar la cena, todos se dirigieron al salón de baile. Basilisa la Sabia tomó de la mano al príncipe Iván y comenzó a bailar con tanto ritmo y tanta gracia que los invitados se quedaron impresionados. Luego sacudió la manga izquierda de su traje y ante ella apareció un lago. Al sacudir la manga derecha, surgieron varios cisnes con plumaje blanco como la nieve y comenzaron a deslizarse suavemente sobre la superficie del lago. El rey y sus invitados no cabían en sí de asombro.

Las mujeres de los príncipes mayores también salieron a bailar. Sacudieron una manga y salpicaron a los invitados con vino. Sacudieron la otra y los huesos salieron disparados en todas direcciones. Uno de ellos le dio en un ojo al rey quien, indignado, echó del salón a sus dos nueras.

Mientras tanto, el príncipe Iván abandonó el baile sin que nadie lo viera, corrió a sus habitaciones, encontró allí la piel de la rana y la arrojó al fuego.

Basilisa la Sabia regresó del baile y vio que la piel había desaparecido. Se dejó caer sobre un taburete y habló al príncipe con infinita tristeza.

-¡Ay, príncipe Iván! ¿Qué has hecho? Si hubieras esperado tan sólo tres días más, me hubiera quedado contigo para siempre. Ahora tendremos que separarnos. Búscame en el fin del mundo, en el rincón mas apartado de la tierra, en los dominios de Koschei el Inmortal…

Basilisa se transformó en una alondra y salió volando por la ventana. El príncipe Iván lloró amargamente. Luego hizo una profunda reverencia en dirección a los cuatro puntos cardinales para despedirse de su tierra amada y partió en busca de su mujer.

Nadie sabe cuánto anduvo, pero sus botas perdieron las suelas, su ropa se hizo jirones y su gorro se despedazó por las lluvias. Un día, mientras avanzaba por un estrecho sendero se encontró con un anciano.

-¡Buenos días, galán! –lo saludó el hombre. ¿A dónde quieres llegar por este camino?

El príncipe Iván le contó su historia.

-¡Ay, príncipe Iván! –se lamentó el anciano-. ¿Por qué se te ocurriría quemar la piel de la ranita? No se la habías puesto tú y no eras tú quien debía quitársela. Basilisa la Sabia nació muy inteligente y con el paso del tiempo superó a su padre en sabiduría. Temeroso por el poder que pudiera alcanzar, él la condenó a vivir tres años transformada en rana. En fin, lo hecho, hecho está. Toma este ovillo y síguelo sin temor. Cada paso que avances te acercará a tu mujer.

El príncipe Iván dio las gracias al anciano y echó a andar tras el ovillo. Mientras atravesaba un bosque vio salir un oso de la espesura. El príncipe aprestó su arco con intención de dispararle, pero el oso le habló con voz humana.

-No me mates, príncipe Iván –le rogó-. Algún día te prestaré un buen servicio.

El príncipe se compadeció del oso, bajó el arco y siguió su camino. De pronto, vio pasar un pato sobre su cabeza. Aprestó su arco para dispararle, pero el pato le habló con voz humana.

-No me mates, príncipe Iván –le rogó-. Algún día te prestaré un buen servicio.

El príncipe se compadeció del pato, bajó el arco y siguió su camino. En medio de un campo se cruzó con una liebre que corría velozmente. Con rapidez, el príncipe aprestó el arco, dispuesto a dispararle, pero la liebre le habló con voz humana.

-No me mates, príncipe Iván –le rogó-. Algún día te prestaré un buen servicio.

El príncipe se compadeció de la liebre, bajó el arco y siguió su camino. Llegó a la orilla del mar y vio que sobre la arena yacía un arenque.

-Compadécete de mí, príncipe Iván –le rogó el pez con gran dificultad-. Devuélveme al mar azul.

El príncipe echó el arenque al mar y siguió su camino bordeando la orilla. Tiempo después, el ovillo se internó en un bosque. Allí había una pequeña cabaña de madera apoyada sobre patas de gallina, que daba vueltas y vueltas sin parar.

-Cabaña, cabaña, deja de girar

Vuelve la espalda al espeso bosque

y ábreme la puerta de par en par.

Cuando el príncipe Iván pronunció estas palabras, la cabaña se detuvo con la pared trasera en dirección al bosque y la puerta abierta frente al joven. El príncipe entró y vio que en la novena hilera de ladrillos de la chimenea estaba acostada la bruja Yagá Pata de Palo, con los dientes sobre la repisa y la nariz clavada en el techo.

-¿Qué te trae por aquí, galán? –preguntó la bruja-. ¿Vas en busca de tu destino o huyes de él sin tino?

-Antes de ponerte a preguntar, vieja bruja –replicó sin temor el príncipe-, deberías prepararme un baño y darme de comer y beber.

La bruja Yagá Pata de Palo preparó el baño para el príncipe, le sirvió una comida y tendió la cama para que se acostase a descansar. Antes de dormirse, el príncipe Iván le contó que iba en busca de su mujer, Basilisa la Sabia.

-Ya estaba enterada –le dijo la bruja-. Tu mujer vive ahora en el palacio de Koschei el Inmortal. No va a ser nada fácil rescatarla. Vencer a Koschei es casi imposible. Su muerte se encuentra en la punta de una aguja, la aguja esta encerrada en un huevo, el huevo lo lleva dentro un pato, el pato vive dentro de una liebre, la liebre esta encerrada dentro de un cofre de piedra y el cofre se encuentra en la copa de un roble altísimo que Koschei vigila celosamente día y noche.

A la mañana siguiente, la bruja explicó al príncipe donde se encontraba aquel roble tan alto. El príncipe se puso en camino y luego de mucho andar llego al pie del árbol en cuya copa apenas se distinguía el cofre de piedra. Intentó trepar por el tronco, pero no lo consiguió.

De pronto, como por arte de magia, apareció un oso que arrancó de cuajo el roble y volvió a internarse en el bosque. El cofre cayó y se hizo añicos. De su interior saltó una liebre que echó a correr ligera como el viento, pero otra liebre le dio alcance y la destrozó. De la liebre muerta salió un pato que voló hasta las nubes en un instante, pero otro pato se lanzó sobre él y le dio un terrible aletazo. El pato dejó caer un huevo que se hundió en el mar azul.

El príncipe Iván vio todo desde la orilla y estalló en llanto. ¿Cómo iba a encontrar el huevo en el fondo del mar? Un rato después vio que nadaba hacia él un arenque con el huevo en la boca. El príncipe partió el huevo, sacó la aguja e intentó romperle la punta. Mientras tanto, Koschei el Inmortal se retorcía y gemía. El príncipe empleó toda su fuerza y logró por fin romper la aguja. Koschei exhaló su último suspiro.

El príncipe Iván penetró en el blanco palacio de Koschei. Basilisa la Sabia corrió a su encuentro y lo besó tan dulcemente que Iván  sintió un sabor de miel en los labios.

Basilisa la Sabia y el príncipe Iván regresaron al palacio del rey donde disfrutaron de una larga vida feliz.