jueves, 23 de mayo de 2013

La fragilidad de los Cangrejos



Son casi las once de la noche cuando el avión toca la pista, tras un vuelo tranquilo de hora y media. Durante cada uno de aquellos noventa minutos, Mariana había imaginado el encuentro que iba a ocurrir al medio día siguiente. Había dibujado, borrado y vuelto a dibujar la escena en todos sus detalles: la ropa que llevarían; el perfume que, de nuevo, se elogiarían mutuamente; las primeras frases, que, como de costumbre, versarían sobre el viaje de él por carretera, el hotel escogido por ella, el restaurante donde irían a almorzar. Luego él le diría que estaba muy bella y ella le preguntaría por qué estaba tan hermoso.

Después, seguramente, habrá un silencio, mientras él conduce hacia la ciudad vieja y ella mira el mar y se pregunta cuándo volverá para quedarse junto a él. De ahí en adelante ya no podrán escapar de la nostalgia, porque ese día, por primera vez en mucho tiempo, no vendrá una ola de besos ávidos al cerrar la puerta de la habitación. No se quedarán en ese abrazo para entregarse al deseo por tantos días postergado. Ella sabe que mañana el temblor de las manos delatará la incertidumbre, y que al separar los labios, tras el beso, ambos se encontrarán con los ojos de un ciervo solitario.

El avión apenas comienza a detenerse y Mariana ya siente la humedad penetrando en la cabina. Su mente se empeña en anticipar los diálogos y sus desenlaces, pero ella trata de aquietarla invocando una sensación más próxima, como el aliento salobre del mar sobre su rostro cuando, en unos minutos, el taxi recorra la avenida. Se vuelve hacia la ventana mientras termina de cumplirse la maniobra de siempre: el aparato girando a la derecha para dejar su carga frente al pequeño edificio blanco, la voz de la tripulación dando las últimas instrucciones, los pasajeros apresurándose a sacar sus maletines de los compartimientos.

Esta vez, sin embargo, el momento de tedio termina con algo que Mariana ve bajo las alas del avión. Las linternas a ras de pista iluminan una multitud de cangrejos que trata desesperadamente de abandonar el asfalto para alcanzar la arena. Las luces azules y los faros del avión proyectan alrededor de ellos un juego de sombras que convierte a los pequeños crustáceos en enormes espectros. La imagen perturba profundamente a la mujer, que empieza a hacer conjeturas sobre la presencia de los animales en ese lugar. Seguramente habían cavado cerca de allí sus cuevas desde hacía siglos y siguieron haciéndolo a pesar de que el hombre les construyó encima un aeropuerto.

De pronto siente el impulso de compartir su hipótesis con alguien, pero sabe que el extraño al que tiene como vecino de asiento a lo sumo tratará de lanzar una mirada hacia la pista y hará un comentario insulso. Entonces piensa otra vez en él. Está segura de que se sorprendería tanto como ella, y de que también se conmovería al ver cómo esas criaturas, que en su medio natural logran intimidar a sus enemigos con sus tenazas absurdas y sus ojos proyectados en antenas, perecen, indefensos, bajo un tren de aterrizaje.
En el trayecto hacia el hostal el taxi pasa por la galería artesanal donde unos meses atrás habían comprado para él una pulsera idéntica a la que ella usaba y que se convirtió desde entonces en una suerte de alianza. Luego acaricia el anillo que lleva en la mano derecha; un regalo cuyo significado ella había tardado en comprender. O, tal vez, en creer. Y así, uno tras otro, llegan los recuerdos a reclamar su sitio en esa historia.

Aquella noche Mariana lleva a cabo una vez más el rito de deshacer la maleta en otra ciudad para darle la bienvenida al amor. Sólo que esta vez lo hace para iniciar la despedida. Mientras llega el sueño se pregunta de nuevo por qué los cangrejos no mudan sus refugios al lado opuesto de la pista, evitando la peligrosa travesía nocturna en medio de los reflectores.
Con la mirada fija en las vigas de cedro de aquella casona convertida en hostal, Mariana vuelve a proyectar en su mente las horas que tiene por delante. Se ve entregándose y entregándolo todo, una vez más. Se ve regresando a su casa dos días más tarde, en el mismo avión, con la mirada vacía, y se pregunta si al final de aquel viaje llegará viva al otro lado de sí misma. Esa noche que, de alguna forma, está dominada por el miedo se pierde en el silencio y se abriga con sombras espectrales.

Autor: Patricia Iriarte



32 comentarios:

  1. Tal vez, tras esa noche de reflexión, empiece a vivir.
    Es paradógico, sí, pero fácil de entender, y te lo explicaré piruji.

    Los cangrejos aman los deportes de riesgo y, como todos son iguales, piensan igual. Así que ale, todos a divertirse jugando a cruzar la carretera o la pista de aterrizaje. Sube la adrenalina y si atropellan mucho, sube el ácido úrico de la pista.

    Son sus costumbres.

    Saludos.

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    1. Hola paisanete, quizás sea como tu dices que después de esa noche empiece su vida:)
      Jejeje que explicación mas buena me has dado si señor, pues ya sabes para que no suba el ácido úrico no debes comer cangrejos ni na de marisco, pero si te gusta como a ellos el riesgo ale ale, eres único jeje
      Besetes.

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  2. Magnífico relato, Piruja. La parábola de los cangrejos es el mismo riesgo de cruce de la protagonista: un tránsito que no está segura de hasta dónde le lleva.

    Besos.

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    1. Hola Francisco, tu lo dices magníficamente amigo, el riesgo es mas o menos el mismo con la inseguridad de que no sabe lo que pasara, me alegro que te guste.
      Besos.

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  3. Si, porque los cangrejos en su instinto saben que esos es suyo a pesar del riesgo. Este riesgo lo corre la protagonista innecesariamente aunque el coraje de tener que hacerlo porque tambien es suya esa tierra, esa misión a alabable bajo todos los aspectos. Puede que termine bajo las ruedas del avión o le de tiempo a llegar a la orilla, pero si es cierto que si no intenta cruzarla estará muerta antes de tiempo. Mil besotes de finde.

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    1. Hola mago, así es, es como decimos muchas veces que si no se arriesga no sabemos lo que podría haber pasado, y aunque terminen con su muerte defiende de esa forma su territorio, en la vida debemos arriesgar o al menos intentarlo, gracias mago, que tengas buen finde y lo disfrutes:)
      Montón de besotes!!

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  4. Piruja bonita historia de cangrejos en su hábitat del que ni los peligros los pueden echar y la historia de ella en la que adelanta un final mucho antes de el reencuentro con él, posiblemente las cosas no salgan como ella espera y pueden ser un principio.

    Besos,

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    1. Hola Ricardo, los cangrejos defienden como todos hacemos lo suyo a pesar de los peligros, y ella como me imagino que no es la primera vez que hace ese trayecto, ya sabe de sobra que sera lo que pase, quizás como tu dices se equivoque sea un nuevo comienzo:)
      Besos.

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  5. eres un amor besos carlos

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    1. Hola Carlos, muchísimas gracias por lo que dices, pero a ver si me contestas alguna vez a lo que te pregunto:)
      Besos.

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  6. Para no repetir casi las mismas palabras, te diré bella amiga que estoy totalmente de acuerdo con lo expresado por Karras, ; ) pienso practicamente lo mismo, así que te digo...
    Pasa un bonito día guapa!!

    Besos grandes.

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    1. Hola guapa, pues para no decirte lo mismo que al mago ya sabes lo que le he dicho a el jeje, gracias, que tengas buena noche:)
      Mas besos para ti!!

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  7. Esos cangrejos que son fieles a su habitat por muchos obstáculos que hubiera...No saben vivir de otra forma. Lo mismo que nosotros cuando intentamos atar cabos y formalizar momentos.
    En cualquier caso; nosotros siempre estamos dispuestos y capacitados para cambiar de habitat y costumbres.
    Precioso Relato.
    Abrazos y besos.

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    1. Hola Pedro, estos cangrejos en concreto siempre cuando es el tiempo recorren siempre el mismo camino aunque tengan que salvar esos obstáculos, que es en concreto lo que hace la protagonista, hacer cada equis tiempo el mismo trayecto, aunque estemos capacitados para cambiar ella lo sigue haciendo, me alegro que te haya gustado.
      Besos.

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  8. Paso a saludarte y gracias por ese relato. No seamos cangrejos !jaja!
    Sor.Cecilia

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    1. Hola Sor Cecilia, pues lo hay que son y mucho como los cangrejos y no como estos, si no como los que van para atrás:), gracias por el saludo y también tienes el mio.
      Besos.

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  9. Los cangrejos son como Fuenteovejuna, todos a una! Pues vaya aburrimiento y poca o ninguna personalidad, ná, ni pa la paella...

    Besotesssss Piru!!

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    1. Hola hadita, chiquilla que te has equivocao de peli jeje, bueno la personalidad no es que tenga poca, quizá esque no tenga otra opción, qui lo sa..., pa la paella los cangrejos jeje
      Muchos besotes!!!

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  10. A veces es mejor arriesgarse a vivir donde te gusta con la incertidumbre de que pasará, como los cangrejos. Un besazo.

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    1. Hola Tamara, se dice que en la vida el que no arriesga no gana o al menos debemos intentarlo, por lo menos que no nos quedemos con esa incertidumbre:)
      Besos.

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  11. Hola Piruja, buenas tardes,
    un gran relato,
    la incertidumbre queda plasmada en comparaciones y similitudes.
    Debo serte sincero, cuando veo, leo o escucho algo que tenga un viaje en avión de por medio, me anulo y me pierdo.
    (la nostalgia me abraza sin quererse ir)
    Me encantó la historia,
    me gusta cuando dejan un mensaje y no solo un momento de lectura.

    Te deseo un excelente fin de semana
    besos y abrazos

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    1. Hola Ariel, la incertidumbre como tu dices esta presente en todo el relato, ya que no se sabe lo que pasara tanto por la protagonista como la comparación con los cangrejos.
      Bueno veo que aquí no te has perdido:), te gusta viajar?, y por eso te entra la nostalgia?, si es así ya somos dos, ale nos damos la mano y nos consolamos mutuamente:), gracias y me alegro que te haya gustado en todo:), que tengas tu también un buen finde y que lo disfrutes mucho.
      Besos.

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  12. Me ha encantado este Relato o más bien Parábola que nos has dejado , Pirujilla ! a veces es bueno tener cierta incertidumbre en la vida porque así no se vuelve una cómoda , el riesgo también tiene su parte buena y ya lo dice el Refrán "Quién no se embarca , no se marea " . A veces no sabemos dónde nos llevará el camino , pero si no lo andamos , nunca lo sabremos.
    Un gran abrazo horchatero

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    1. Hola Charete, pues yo tan contenta de que te haya gustado:), mucha razón tienes en lo que dices, en cierta forma somos como masocas que si no tenemos esa incertidumbre nos volvemos como dices cómodos, aunque cuando llegamos a ciertas "edades" ese acomodamiento viene muy bien jeje, pero esta claro que debemos arriesgar y al menos que nos nos quede eso de decir y pensar que hubiese pasado, en nada sabemos lo que nos deparara la vida pero debemos intentarlo.
      Besos horchatera:)

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  13. Bueno para llegar al otro lado siempre hay que recorrer el camino y no siempre lo hacemos de la forma más fácil, hay a quien le gusta la aventura y decide que su trayectoria sea, a veces, rocambolesca. A fin de cuentas quiza es su salsa de la vida y lo que les impulsa a llegar a la conclusión de que lo que les importa realmente es Vivir.
    Buenos dias, siento venir el último, ejeje aer iba a ser el primer pero no me iba el orde.
    Venga que me piro a currar.
    unos besotessssssssssssssssssssss pa las dos ejje

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    1. Hola chiquillo, así es y tienes mucha razón, hay a quien le gusta el riesgo y vive su vida como tu dices en su salsa, pero es eso que al fin y al cabo debemos recorrer ese camino muchas veces desatinado, pero sobre todo sea como sea debemos vivir.
      No digas eso de venir el ultimo y menos sentirlo, eso no importa, lo que importa es llegar y tu siempre lo haces:), y si tenias estropeado el orde como sabias que eras el prime? jejeje, ya sabes no importa el orden, según dicen los últimos serán los primeros jeje, bueno espero que no te hayas cansado mucho y mañana aproveches para descansar, cuídate mucho y ya he echo el reparto:)
      Montón de besotes para ti!!

      PD. Te deje una cosa en el Face para ver si te gustaba:)

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  14. Hola Piruja, hace mucho que estoy perdido, entro y me encuentro con esta belleza que has publicado.
    Una historia triste y fuerte, donde parece que se ha perdido la esperanza.
    Los cangrejos son fieles a su esencia, más allá de los peligros.
    Me encantó leerte.
    Te dejo un gran abrazo.

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    1. Hola Luis, vaya alegría mas grande verte aquí:), como se te echa de menos amigo, espero que todo te este yendo muy bien y todo lo que querías hacer lo estés haciendo, a ver cuando tienes tiempo y te volvemos a tener entre nosotros y para nada estas perdido solo que estas ocupado:)
      Bueno me alegro mucho que te haya gustado la historia, si es triste pero creo que muy real, muy de acuerdo en lo que dices amigo, gracias por todo y ya sabes que te esperamos:)
      Besos.

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  15. Que cada día de tu vida sea más bello que el anterior
    y que nunca te falte la ilusión de un nuevo amanecer.

    Feliz despertar a este domingo vestido de cielo, calzado
    de simpatía, mientras es peinado con hilos de madreselvas...

    Un breve abrazo,
    adueñado del sentimiento.

    Atte.
    María Del Carmen



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    1. Hola Mari Carmen, muchas gracias por tu bonito poema y tus buenos deseos que también los quiero para ti, que tengas una feliz semana.
      Besos.

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  16. HOLA QUERIDA PIRUJA
    GRACIAS POR TUS HERMOSAS PALABRAS PARA MI Y MI MAMÁ A QUIEN RECUERDO SIEMPRE EN TODO MOMENTO PORQUE ERAMOS MUY UNIDAS, MUY AMIGAS, NOS PELEABAMOS MUCHO PERO ESO NO ERA NADA... AHORA QUE NO ESTÁ SIENTO UN TREMENDO VACÍO AUNQUE HAYAN PASADO DIEZ AÑOS.

    BESOS Y ABRAZOS.

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    1. Hola Lujan, no me des las gracias lo que te digo es de corazón, yo también recuerdo a la mía y es algo que siempre la tengo presente, yo fui un poco rebelde y la hice sufrir por eso, pero se que me quería y mucho, ese vacío como te pasa a ti nos pasa a muchos, esos vacíos son imposibles de llenar:), animo.
      Besos.

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